Cuando hablamos de culturas andinas nos referimos a todas aquellas que pertenecen al territorio junto a la Cordillera de los Andes, este hermoso sistema montañoso que ha visto nacer a las culturas más influyentes de Sudamérica.
Para hablar de la cultura andina debemos partir por una de las regiones que más implicancia tuvo en los Andes. Nos referimos al Perú y su aporte como región histórica a América del Sur, pues albergó en su territorio a países como Bolivia y Ecuador que al mismo tiempo vieron nacer muchas civilizaciones que a partir del siglo XX reciben el nombre de civilizaciones andinas o centroandinas.
Estás civilizaciones se originaron en la costa norcentral del Perú alrededor al rededor del 4000 a.C entre pescadores y agricultores que se desarrollaron en aldeas partiendo de un proceso que comenzó después de la última Glaciación de Wisconsin. En el 200 a.C está región abarcó el occidente peruano y boliviano, parte del norte de Chile y el norte de Argentina.
Ya en el siglo XV con el surgimiento del imperio del Tahuantinsuyo el territorio crecería notablemente hasta alcanzar su punto máximo hacia el norte. Dando paso a grandes sociedades bien estructuras política y culturalmente. Entre las más relevantes están: Inca, Moche, Tiahuanaco, Huari o Nazca; todas de un valor importantísimo para la zona y cuya huella es conservada como patrimonio de la humanidad.
Las culturas andinas fueron civilizaciones que se originaban de manera autónoma al igual que Mesopotamia (viejo mundo) y Mesoamérica (nuevo mundo) por ello reciben el nombre de “prístinas”. El progreso de éstas surgió después de un largo proceso y etapas que se pueden reconocer a través de los estudios arqueológicos.
Entre estas culturas, las regionales presentan características más o menos distintas, sin embargo tienen mucho en común en cuanto a la decoración de las vasijas o ciertas peculiaridades en la arquitectura a nivel antropológico. Se adaptaron muy bien al hábitat para solucionar las necesidades reforzando un modelo social y político unitario que años más tardes daría vida al gran imperio que controló la región, es decir, el estado Inca.