Los pasaportes electrónicos trabajan en base a la biometría, es decir, trabaja con métodos automáticos que sirven para el reconocimiento único de cualquier humano basándose en uno o más rasgos físicos únicos, como las huellas digitales por ejemplo. Mediante las características físicas de los individuos, los pasaportes electrónicos sirven para verificar las identidades de los individuos.
Específicamente, el pasaporte electrónico es un documento de identidad que además del uso de papel de seguridad, tiene una lámina de policarbonato con un pequeño circuito electrónico incrustado en ella y que usa la biometría para corroborar la ciudadanía de los viajeros. Con la incorporación de un minúsculo chip, el documento permite almacenar información adicional, como la que se encuentra impresa en la página que contiene los datos del titular del pasaporte, permitiendo contrastar los datos haciendo así virtualmente imposible suplantar alguna identidad.
A pesar de lo seguro que sería el control de ingresos y salidas de un país con los pasaportes electrónicos, su uso aún no es masivo. Alemania, Brasil, Venezuela, Albania y Noruega son algunos de los países que cuentan con pasaportes electrónicos, pero la mayoría de los países aún no hace masivo tal documento por el costo extra en relación a los pasaportes corrientes. Sin embargo, el futuro está en los pasaportes electrónicos, por lo que sin lugar a dudas con el pasar de los años su uso será imprescindible.