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Troya: ¿Existió?, ¿Dónde queda? e Historia

Troya también conocida como Ilión es una antigua y legendaria ciudad anatolia. Troya fue una próspera ciudad en la órbita del Imperio hitita, famosa por la historia de la Guerra de Troya y el mítico caballo de Troya, narrados en la Ilíada y la Odisea.

Troya: ¿Existió?, ¿Dónde queda? e Historia

Desde 1998, el sitio arqueológico de Troya es considerado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Ubicación

Troya se ubica actualmente en la colina de Hisarlik, en la provincia de Çanakkale, en Turquía. Está emplazada en el estratégico estrecho de los Dardanelos, entre los ríos Escamandro y Simois y ocupa una posición estratégica en el acceso al mar Negro.

Historia

Troya estuvo habitada desde principios del tercer milenio a. C, pero su momento de mayor esplendor coincidió con el auge del Imperio hitita.

Los primeros colonos griegos que llegaron al territorio de la Tróade debieron de ser emigrantes eolios. El origen del santuario de Atenea de la ciudad podría remontarse al año 900 a. C.

Los persas, bajo el mando de Ciro II el Grande, invadieron Troya, en 546 a. C.

Desde 399 a. C., se convirtió en aliada de Esparta, hasta que en el 387 a. C. volvió a pasar a control de Persia tras la firma de la Paz de Antálcidas con Esparta.

En el 360 a. C. Caridemo tomó Ilión, que fue reconquistada poco después por Atenodoro de Imbros.

Alejandro Magno protegió especialmente la ciudad, a la que llegó en 334 a. C.

Entre los años 275 y 228 a. C., Troya perteneció al Imperio seléucida.

Del 228 a. C. al 197 a. C., la ciudad fue independiente, pero con vínculos con el Reino de Pérgamo.

Volvió a pertenecer a los seléucidas entre 197 a. C. y 190 a. C.

Durante toda esta época siguió siendo importante el culto a Atenea. Un ritual que se celebraba en su honor era el sacrificio de bueyes, que se colgaban de un pilar o un árbol y allí se les abría la garganta.

En 190 a. C., las tropas romanas llegaron a la ciudad y tras ofrecer sacrificios a Atenea pusieron a Ilión bajo su protección.

Tras la Paz de Apamea, las ciudades vecinas de Gergita y Retio se unieron en sinecismo con Ilión y la ciudad fue parte de los dominios del Reino de Pérgamo entre 188 a. C. y 133 a. C., hasta que Pérgamo cayó bajo el poder de Roma y Troya pasó a formar parte de la provincia romana de Asia.

En el año 85 a. C., el general romano Cayo Flavio Fimbria destruyó y saqueó Troya durante la guerra contra Mitrídates.

Posteriormente, el emperador Augusto reconstruyó el templo de Atenea.

El emperador Caracalla llegó a Ilium en el año 214 y consagró allí a Aquiles una estatua y organizó desfiles militares en torno a la supuesta tumba del guerrero mítico.

Hacia el año 500 ocurrió un gran terremoto que provocó el definitivo derrumbe de los edificios más emblemáticos de Troya.

Tras siglos de olvido, las ruinas de Troya fueron descubiertas en las excavaciones realizadas en 1871 por Heinrich Schliemann.

Los arqueólogos han constatado que en el yacimiento se superponen hasta nueve ciudades de distintas épocas que abarcan los restos de más de tres mil años de historia continuada.

Leyenda

Según la mitología griega, la familia real troyana fue iniciada por la pléyade Electra y Zeus, padres de Dárdano. Este cruzó hasta Asia Menor desde la isla de Samotracia, donde conoció a Teucro, que lo trató con respeto. Dárdano se casó con Batiea, hija de Teucro, y fundó Dardania. Tras la muerte de Dárdano, el reino pasó a su nieto Tros. Zeus raptó a uno de sus hijos, llamado Ganimedes, a causa de su gran belleza, para convertirlo en copero de los dioses. Ilo, otro hijo de Tros, fundó la ciudad de Ilión y pidió a Zeus una señal. Casualmente, encontró una estatua conocida como Paladio, que había caído del cielo. Un oráculo decía que mientras el Paladio permaneciera en la ciudad, esta sería inexpugnable. Luego Ilo construyó el templo de Atenea en su ciudad, en el mismo lugar donde había caído.

Los dioses Poseidón y Apolo construyeron los muros y fortificaciones alrededor de Troya para Laomedonte, hijo de Ilo. Cuando Laomedonte se negó a pagarles el salario convenido, Poseidón inundó la tierra y envió un monstruo marino que provocó estragos en la zona. Como condición para que cesaran los males sobre la ciudad, un oráculo demandó el sacrificio de Hesíone, hija del rey, para ser devorada por el monstruo, así que fue encadenada a una roca del litoral. Heracles, que había llegado a Troya, rompió las cadenas de Hesíone e hizo un pacto con Laomedonte: a cambio de las yeguas divinas que Zeus había entregado a Tros, abuelo de Laomedonte, en compensación por el rapto de Ganimedes, Heracles liberaría a la ciudad del monstruo. Los troyanos y Atenea construyeron un muro que debía servir como refugio a Heracles. Cuando el monstruo alcanzó la obra defensiva, abrió sus enormes mandíbulas, y Heracles se arrojó armado en las fauces del monstruo. Después de tres días en su vientre causando destrozos, salió victorioso y completamente calvo.

Pero Laomedonte no cumplió su parte del pacto, ya que sustituyó dos de las yeguas inmortales por dos yeguas ordinarias y, como represalia, Heracles, encolerizado, le amenazó con atacar Troya y embarcó de vuelta a Grecia. Pasados unos años, encabezó una expedición de castigo de dieciocho naves, después de reclutar en Tirinto un ejército de voluntarios entre los que se encontraban Yolao, Telamón, Peleo, el argivo Ecles, hijo de Antífates, y Deímaco, el beocio. Telamón tuvo una actuación destacada en el asedio de la ciudad al abrir una brecha en las murallas de Troya y entrar en primer lugar. Capturada Troya, Heracles mató a Laomedonte y a sus hijos, excepto al joven Podarces.

Hesíone fue entregada a Telamón como recompensa y se le permitió llevarse a uno cualquiera de los prisioneros. Ella eligió a su hermano Podarces y Heracles dispuso que antes debía hacerse esclavo y luego ser rescatado por ella. Hesíone se quitó el velo de oro de la cabeza y lo dio como rescate. Esto le valió a Podarces el nombre de Príamo, que significa «rescatado». Después de haber quemado la ciudad y devastado los alrededores, Heracles se alejó de la Tróade con Glaucia, hija del dios-río Escamandro, y dejó a Príamo como rey de Troya, en virtud de su sentido de la justicia, pues fue el único de los hijos de Laomedonte que se opuso a su padre y le aconsejó que entregara las yeguas a Heracles.

Durante el reinado de Príamo, y a causa del rapto de Helena de Esparta por el príncipe troyano Paris, los griegos micénicos, comandados por Agamenón, tomaron Troya tras haber puesto sitio a la ciudad durante diez años. Eratóstenes fechó la guerra de Troya entre el 1194 y el 1184 a. C., el Marmor Parium entre el 1218/7 y el 1209/8 a. C., y Heródoto en el 1250 a. C.

La mayoría de los héroes de Troya y de sus aliados murieron en la guerra, pero dos grupos de troyanos, liderados uno por Eneas y otro por Antenor, lograron sobrevivir y navegaron hasta llegar los primeros a Cartago y luego a la península itálica, donde llegaron a ser los ascendientes de los fundadores de Roma, mientras que los segundos arribaron a la costa septentrional del mar Adriático y también se les atribuía la fundación de Padua.

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