Las cabezas olmecas también conocidas como cabezas colosales son la mayor representación del arte escultórico de la civilización olmeca de la antigua Mesoamérica.
Estas enigmáticas cabezas gigantes fueron descubiertas en 1938 y hasta el momento se han encontrado diecisiete cabezas de piedra en la Costa Golfo de México, en los estados de Veracruz y Tabasco.
Características
La mayoría de las cabezas datan de principios del Periodo Preclásico (1500–1000 a. C.) y algunas del Periodo Preclásico Medio (1000–400 a. C.).
Se tratan de cabezas masculinas esculpidas en basalto. Estos monumentos representaban realísticamente los retratos y rasgos físicos de los diferentes gobernantes olmecas: hombres maduros con mejillas carnosas, narices chatas y ojos que tienen a ser ligeramente entrecerrados.
La mayoría de las cabezas colosales fueron esculpidas en rocas esféricas, a excepción de dos, que fueron talladas desde tronos de piedra maciza.
Los ejemplares más pequeños pesan alrededor de 6 toneladas, mientras que el mayor se estima posee un peso de 40 a 50 toneladas.