Los agujeros del fin del mundo son misteriosos agujeros cilíndricos de aspecto similar al de cráteres.
Estas profundas, enormes e insólitas fosas se encuentran en la península de Yamal, al noroeste de Siberia, Rusia, y son erupciones o explosiones localizadas de burbujas de gas acumuladas en el subsuelo. Según los científicos han sido originados por el cambio climático generando el proceso de deshielo del permafrost, incluido el hielo subterráneo debajo de la superficie.
Los investigadores muestran preocupación por el notable incremento en la aparición de este tipo de explosiones ya que liberan a la atmósfera importantes cantidades de gas metano, uno de los compuestos con mayor efecto invernadero que se conocen. No solamente suponen una curiosidad y riesgo local sino además estarían generando un impacto negativo en el cambio climático.
Los agujeros del fin del mundo aparecieron por primera vez en el 2013, y fueron nombrados como B1 y B2. Entre mayo y junio del 2020 se formó un nuevo cráter denominado C17, y se conoce la existencia de más de 7.000 montículos bajo los cuales se estarían formando bolsas de metano que podrían acabar explosionando de forma similar.