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El Gallo de la Catedral: Resumen y Moraleja

El Gallo de la Catedral es una leyenda del Ecuador, que se originó en la ciudad de Quito.

El Gallo de la Catedral

Resumen

Cuenta el mito que hace mucho tiempo atrás en la capital ecuatoriana vivía Don Ramón Ayala y Sandoval, un señor acaudalado y muy respetado, a quien le gustaba la vida nocturna, las andanzas y la diversión. Todas las noches salía con sus amigos a tocar guitarra y beber licor durante toda la noche.

Se comentaba por el barrio que Don Ramón estaba enamorado de una joven llamada Mariana, la cual vivía muy cerca de su hacienda.

Don Ramón seguía la misma rutina diariamente. Se levantaba a las seis de la mañana para desayunar; al mediodía almorzaba bistec asado con papas y huevo frito con una taza de chocolate caliente, al terminar la comida, se trasladaba a la biblioteca para poder leer un poco. Al culminar su lectura, se dirigía a su habitación para realizar una siesta por la tarde. Luego se bañaba y vestía para salir a dar un paseo por las calles de su barrio. Caminaba por un largo rato hasta pasar al frente de una catedral. Allí se encontraba con el famoso “Gallo de la Catedral”, una figura de fierro inanimada. Siempre con una voz desafiante decía ¡Qué gallito, qué gallito tan gracioso! Luego caminaba a la cantina de la hermosa Mariana a quien las personas del barrio la conocían como “La Chola”.

Al transcurrir la noche, Don Ramón ebrio gritaba con gran fuerza: ¡Para mí no hay gallitos que valgan, ni el gallo de la catedral!

Una noche, Don Ramón caminaba ebrio cuando pasó por la catedral y pensó desafiar al gallito. Cuando se preparaba para gritarle, sintió que una espuela enorme le rasgaba las piernas, el gallo había alzado la pata y atacado a Don Ramón. El rico terrateniente cayó herido al suelo y el gallo no le permitía moverse.

Aturdido, Don Ramón empezó a pedir perdón y clemencia al ave. Al momento que el gallo respondió: -No vuelvas a beber licor. Prométeme que nunca jamás volverás a insultarme. ¡Pobre de ti si no cumples tu palabra de honor! El hombre juró que no volvería a beber ni a insultarlo; y el gallo lo dejó ir.

Desde entones Don Ramón Ayala y Sandoval cambió su vida, dejó de tomar y se convirtió en una persona más respetuosa con sus semejantes. Sin embargo, una noche sus amigos habían preparado una fiesta en su honor, y volvió a beber…

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