Siendo no suficiente la extrema pobreza con la que se vivía hace un par de semanas en Haití, con la abrupta aparición de este terremoto de gran intensidad (y sus réplicas) la isla prácticamente ha colapsado, haciendo de este pequeño país de Centroamérica un lugar donde el drama se siente durante el paso de cada día. Muchas naciones de los cinco continentes, empresas y entidades humanitarias están brindando su ayuda para evitar mayores complicaciones en momentos tan críticos pero aun así lo vivido en estas semanas nunca podrá ser olvidado.

Seguramente existirá un antes y después para el pueblo haitiano luego de tan terrible desastre natural, sus vidas ya no serán iguales, además del derrumbe de gran cantidad de centros históricos y turísticos con que contaba el país. Aparte de esto, en cosas más positivas, se debe destacar el gran valor que tuvo la comunicación mediante medios todavía no tradicionales como la Internet y el gran impacto solidario de ello.