Según la mitología mexicana, los chaneques son criaturas del inframundo, espíritus o duendes traviesos. Se trata de una leyenda popular de estados de Veracruz, Tabasco y Chiapas que data de la época prehispánica.
Características
Estos dioses menores del folklore de México que habitan en los bosques y selvas. Son protectores de la naturaleza y se encargan de escuchar y cuidar los ríos, lagos, manantiales, árboles, montes y animales silvestres.
Se dice que los chaneques miden entre un metro o metro y veinte de altura, y tienen apariencia de niños pequeños.
Existen dos clases de chaneques: los blancos que benévolos y los negros que son seres malignos.
Los chaneques blancos esconden cosas o se las llevan; hacen que las personas de distraigan y pierdan el camino; jalan la cola de los perros y asustan a los animales de corral.
Los chaneques negros son muy mentirosos, raptan niños haciendo que se pierdan y desaparezcan para convertirlos en sus sirvientes; avientan piedras; rompen cosa y son capaces de hacer que las personas pierdan el tonalli, la energía vital asociada con el día de nacimiento.
Los chaneques pueden hacer que una persona enferme del alma y muera, al pasar su mano por el rostro de ella.
Protección contra los chaneques
Según la creencia popular, para evitar que los chaneques atraparan o se llevaran a las personas, se debe usar la ropa al revés al andar solo por el monte.
Para evitar que los chaneques rapten a los niños, las madres les colocan amuletos a sus hijos tales como ojo de venado o cruces de palma.
Asimismo para que los seres mitológicos no puedan entrar a los hogares, se suele colocar en los hogares un collar hecho a base de nueces y piedras de río.
También se dice que para que los chaneques se vayan de la casa hay que dejarles un dulce o una fruta.