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Medea: Resumen del Mito

En la mitología griega, Medea era la hija de Eetes, rey de la Cólquida, y de la ninfa Idía. Era sacerdotisa de Hécate, esposa de Jasón y madre de sus dos hijos.

Medea

Características

El mito de Medea la presenta como un arquetipo de hechicera enamorada y bruja rabiosa; una mujer bárbara, autónoma e inusual, invadida por grandes pasiones y con gran capacidad de decisión, y dispuesta a matar a sus propios hijos para vengarse de su marido.

Resumen

Medea crece en una patria exótica, envuelta en el misterio. El suyo es un mundo arcaico que responde a leyes primitivas, una tierra lejana y desconocida de Asia Menor.

Cuando Jasón y los argonautas llegaron a la Cólquida y reclamaron el vellocino de oro, el rey Eetes les prometió que se les entregaría solamente si eran capaces de realizar ciertas tareas.

Sin embargo Medea, fue alcanzada en su corazón con las certeras flechas de amor de Eros.

Medea vacila y titubea. Se debate entre el amor por un extranjero y el amor por su patria, pero al final elige a Jasón. Visita la tienda de Jasón y le proporciona pociones, ungüentos y hechizos mágicos, además de las instrucciones precisas para aprobar todas las pruebas y desafíos. Lo asiste y lo guía para que pueda eliminar al dragón y luego robar el vellocino de oro.

Medea, sabedora de que su traición nunca sería perdonada y enamorada perdidamente de Jasón, había rogado a cambio de sus servicios poder huir con la expedición. Jasón accede a su pedido y le promete hacerla su esposa, jurándole que le sería siempre fiel.

Eetes envía a su hijo mayor Apsirto al frente de una gran flota a perseguirlos. Medea mata a su hermano y esparce sus pedazos en el mar.

Por amor a Jasón, Medea abandona Cólquida; renuncia a su familia, a la tierra donde creció, a sus comodidades y a su reputación de joven princesa virgen; se despoja de todas sus ropas para convertirse en una esposa fiel. Lo único que le queda es su magia y su inteligencia.

Cuando Jasón y Medea llegaron a Yolco, Pelias se negó a entregarle el trono, a pesar de que habían traído el vellocino. Medea acude nuevamente en ayuda de su marido para que se libre de sus rivales. Para ello, conspiró y engañó a las hijas de Pelias para que cometan un parricidio.

A pesar de haberse librado ya de Pelias, los habitantes de Yolco aborrecieron el magnicidio y Jasón y Medea se vieron obligados a partir hacia Corinto. A los ojos de los griegos, Medea sigue siendo una extranjera, una «bárbara», una inferior.

En Corinto vivieron durante diez años hasta que Jasón acordó con el rey Creonte abandonar a Medea. Cuando Jasón decide repudiarla y pedirle la mano a Creusa, la hija del rey de Corinto, Creonte; envía a Creúsa como regalo de bodas un manto de irresistible belleza, y ella se lo pone de inmediato, en ese momento se libera la magia contenida en él y la convierte en una tela llameante. Las llamas la consumen totalmente a ella y a su padre, Creonte.

Medea se convierte en una mujer salvaje e irracional, que antepone su instinto de venganza contra Jasón a su amor por los dos hijos que éste le ha dado. Fuera de sí, hace una locura y los sacrifica.

Tras el infanticidio Medea abandona Corinto en su carro de serpientes aladas, que le había regalado su abuelo Helios.

Tras errar por distintos lugares en busca de protección, Medea llegó a la ciudad de Atenas, cuyo rey, Egeo, no solo le ofreció hospitalidad sino que se casó con ella con la esperanza de que sus hechicerías le permitieran concebir un hijo pese a lo avanzado de su edad. La hechicera cumplió sus expectativas, teniendo de él un hijo al que llamaron Medo.

Cuando Teseo, el hijo secreto de Egeo, llegó a Atenas dispuesto a que su padre lo reconociera como heredero, Medea lo tomó como una amenaza al futuro de su hijo e intentó envenenarlo. Pero Teseo la descubrió y acusada de cometer horribles crímenes y de brujería, Medea tuvo que huir de nuevo, esta vez con su hijo.

Tras huir precipitadamente de Atenas, Medea se refugió en Italia, donde enseñó a los nativos cómo encantar serpientes y ellos la venerarían como diosa, con el nombre de Angitia.

De allí pasó a Fenicia, donde se estableció un tiempo. Por último pasó a Asia superior, donde se casó con uno de los reyes más poderosos del lugar, al que sucedió en el trono.

Cuando Medea murió, moró en los Campos Elíseos, donde vivió feliz para toda la eternidad. Según algunas fuentes, es posible que se casara con Aquiles.

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