Desde siempre los ríos han albergado en su interior muchos minerales que el ser humano ha sabido aprovechar a lo largo de siglos. Uno de estos preciados minerales es el “oro nativo” y con esto nos referimos al que se encuentra en lentejuelas, pepitas o polvo. La recolección de este oro puede realizarse al azar por todos los ríos ayudados de una pala y un poco. Luego la pasamos por la batea o sobre un sluice que es más perfeccionado.
Este tipo de técnicas artesanales son efectivas sí, pero requieren de mucha paciencia y contante trabajo, ya que remover 2 toneladas de gravas en todo el día representa un esfuerzo intenso y con suerte lograremos solamente recoger unos gramos de oro; el resultado puede ser frustrante.
Sin embargo para evitar este tipo de trabajo podemos servirnos de una aparato muy interesante y fácil de emplear no referimos a un buen “detector”. Pero existe otro dispositivo que hace aún más fácil el trabajo ya que se encarga de buscar la arena negra magnética conocida como Black Sand.
Este método es sorprendente porque no se busca más el oro sino la arena negra magnética, más conocida bajo su nombre inglés de Black Sand. El magnetómetro ideal para este tipo de trabajo es el MAG 505 que está fabricado para hacer el trabajo “sucio” menos fatigoso. En lugar de andar buscando oro pepita por pepita nos centraremos solo en el material magnético. Este material se puede localizar en todos los ríos antiguos debido a que por años han transportado materiales de erosión de vetustas montañas de origen volcánico. Si el río es aurífero hallaremos en las marmitas muchas cantidades de oro junto a la arena negra. Gracias a este método se ha podido recolectar más de 100 kg de oro en una sola mermita de la Guyana Francesa.