Dubrovnik, la hermosa ciudad amurallada de Croacia, sigue llevando consigo las cicatrices emocionales y físicas del asedio que sufrió en 1991. Durante aquel oscuro capítulo de su historia, la ciudad se enfrentó a la devastación y a la lucha por la recuperación. En ese momento, Dubrovnik anhelaba recibir turistas y no había ningún plan en marcha para controlar su número. Nadie podía siquiera imaginar que esto se convertiría en un desafío abrumador en el futuro.
Imagen de Geio Tischler en Unsplash
Hacia la década de 2010, los titulares de los medios comenzaron a resaltar el impacto abrumador del turismo desmedido en Dubrovnik. La ciudad se encontraba en el epicentro de una avalancha de visitantes que amenazaba con asfixiar sus encantadoras calles empedradas y su rica historia y las advertencias de la UNESCO sobre la posible pérdida del codiciado estatus de Patrimonio de la Humanidad generaron eco.
Durante un tiempo, parecía que el exceso de turismo se había apoderado de Dubrovnik y ponía en peligro su autenticidad y su identidad cultural, pero para sorpresa de todos, en los últimos años, el tema del turismo excesivo en Dubrovnik ha perdido protagonismo y ha surgido un silencio incómodo en torno a la situación. ¿Significa esto que se ha encontrado una solución efectiva para abordar el problema? ¿O es solo un breve respiro antes de que resurja con más fuerza?
El fenómeno que lo inició todo
Dubrovnik siempre ha sido un lugar de gran atractivo para el cine y la televisión, pero ninguna producción ha tenido un impacto turístico tan significativo en Dubrovnik como la aclamada serie de televisión “Juego de Tronos”. Desde que comenzó a rodarse en 2011, Dubrovnik se convirtió en el escenario principal de la ciudad ficticia “Desembarco del Rey”, y su belleza medieval atrajo a miles de fanáticos ansiosos por explorar los lugares icónicos de la serie de HBO.
Según el alcalde, Mato Franković, la serie fue responsable de la mitad del crecimiento turístico anual del 10 % de Dubrovnik. Además, los guías turísticos locales han confirmado que “Juego de Tronos” ha sido un factor determinante en el aumento de las excursiones diarias en la ciudad.
Sin embargo, este auge turístico sin precedentes también trajo consigo desafíos significativos para Dubrovnik. En la segunda mitad de la década de 2010, la ciudad se vio abrumada por la afluencia masiva de visitantes y la falta de infraestructuras adecuadas para hacer frente a tal demanda. Los lugareños optaron por abandonar sus hogares en busca de tranquilidad, mientras que la UNESCO advirtió a Dubrovnik sobre el posible riesgo de perder su preciado estatus de patrimonio mundial. Ante este escenario, la ciudad se vio obligada a tomar medidas para mantener un turismo sostenible y proteger su invaluable legado cultural.
El declive inevitable
En medio de una bulliciosa temporada alta de verano, la pandemia llegó sin previo aviso. Fue un golpe devastador para Dubrovnik, cuyo número de visitantes se desplomó drásticamente de casi 1,5 millones en 2019 a poco más de 220.000 en 2020. La ciudad se encontró en una encrucijada, ya que ansiaba alivio de las multitudes que congestionaban sus calles, pero también temía la ausencia total de turistas.
Este impacto abrupto marcó el fin del turismo en una ciudad que ha dependido durante décadas de los visitantes para mantener su economía en equilibrio. Los hoteles quedaron vacíos y las calles de Dubrovnik se volvieron desiertas. Incluso los lugareños optaron por resguardarse en sus hogares, disfrutando de las nuevas formas de entretenimiento en casa como videojuegos y juegos de casino en línea.
Lo que se espera en el futuro
Ahora que la pandemia ha llegado a su fin, podría pensarse que las voces críticas sobre el turismo excesivo han quedado en silencio. No obstante, Dubrovnik no cometerá el error de abrir sus puertas sin un plan estratégico. Antes de la inesperada interrupción por la pandemia de COVID-19, la ciudad ya tenía en marcha planes concretos. La reapertura al turismo se llevará a cabo de manera controlada y estratégica, con el firme propósito de encontrar un equilibrio sostenible. Dubrovnik está decidida a construir un futuro en el que el turismo sea una fuente de prosperidad económica sin comprometer su identidad cultural y la calidad de vida de sus habitantes.
Bajo el liderazgo del alcalde Franković y su iniciativa “Respeta la ciudad”, Dubrovnik ya estaba abordando esta problemática antes de la pandemia. Una de las acciones clave fue la coordinación con múltiples partes interesadas para regular el flujo de visitantes. Se implementaron requisitos previos para los cruceros y autobuses, quienes debían reservar sus paradas con anticipación. Además, se introdujeron impuestos para los autobuses que ingresaran sin previo aviso. Para los cruceros, se estableció un límite máximo de dos embarcaciones simultáneas y se restringió la llegada de más de 4.000 pasajeros al mismo tiempo, la mitad de la capacidad recomendada por la UNESCO. Para garantizar el cumplimiento de estas medidas, se instalaron cámaras de vigilancia para monitorear y controlar el tráfico turístico.
Otra preocupación importante fue la emigración de los residentes locales de la ciudad. Para abordar este problema, la administración se enfocó en mejorar la calidad de vida. Se llevaron a cabo proyectos importantes, como la construcción de una planta de tratamiento de aguas, la inauguración de una residencia de ancianos y la apertura de la primera escuela en más de 30 años.
La ciudad también ha implementado un sistema de información para los visitantes, que les proporciona datos sobre la cantidad de cruceros y turistas que se esperan en días específicos a lo largo del año. Esto permite a los turistas tomar decisiones informadas sobre cuándo es el mejor momento para visitar Dubrovnik.
Gracias a las lecciones aprendidas de los errores pasados y a su determinación inquebrantable para preservar su esencia, Dubrovnik se encuentra en un camino hacia la mejora continua.