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Casa Batlló: Ubicación, Arquitectura e Historia

La Casa Batlló es un edificio de estilo modernista, una obra de arte y joya arquitectónica que fue diseñada por Antonio Gaudí en la capital de Cataluña en 1875. Es considerada como un icono de Barcelona.

Casa Batlló: Ubicación, Arquitectura e Historia

La Casa Batlló es una remodelación integral de un edificio previamente existente en el solar, obra de Emilio Sala Cortés y refleja la plenitud artística de Gaudí. En 1969 la Casa Batlló fue declarada Monumento Histórico-Artístico de Carácter Nacional, y desde el año 2005 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.

Ubicación

La casa se encuentra ubicada en el número 43 del Paseo de Gràcia de Barcelona, la avenida más importante de la ciudad la cual atraviesa el distrito del Ensanche (Eixample), en la llamada Manzana de la discordia.

Arquitectura

La azotea de la Casa Batlló es una de las más espectaculares creaciones de la plástica gaudiniana.

La Casa Batlló pertenece a la etapa naturalista de Gaudí (primera década del siglo XX), periodo en que el arquitecto perfecciona su estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza. A ello añade el artista catalán una gran libertad creativa y una imaginativa creación ornamental: partiendo de cierto barroquismo sus obras adquieren gran riqueza estructural, de formas y volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de cualquier premisa clásica.

En la remodelación de la casa, Gaudí se centró en la fachada, el piso principal, el patio de luces y la azotea, y levantó un quinto piso para los servicios de la casa (lavaderos y trasteros).

Como es habitual en las obras de Gaudí, el diseño y la innegable artisticidad del conjunto no privan de que el edificio esté concebido bajo el prisma de la funcionalidad, a la que el arquitecto subordina todos los demás elementos.

Cabe resaltar la importancia otorgada tanto a la iluminación como a la ventilación, dos ejes básicos para una vida sana y confortable en un edificio de viviendas. Para ello dispuso un gran patio central en el centro del edificio, al que daban las habitaciones de servicios, mientras que los salones y los dormitorios daban a la fachada. Este patio también articulaba el movimiento dentro del edificio, a través de escaleras y un ascensor.

La Casa Batlló ocupa un total de 4300 m², con 450 m² de superficie por cada piso. Tiene 32 metros de altura y 14,5 de ancho. El edificio tiene ocho plantas: bajo el nivel de la calle se encuentra un sótano, destinado a carboneras y trasteros; la planta noble estaba ocupada enteramente por la familia Batlló, y contiene además un gran patio en la parte posterior del edificio; las otras cuatro plantas estaban destinadas a alquiler, con dos viviendas cada una; por último se encuentra un desván, destinado a zona de servicio, y cubierto por la azotea.

Fachada

La fachada se hizo con piedra arenisca de Montjuïc, tallada según superficies regladas en forma alabeada. Las columnas tienen forma ósea, con representaciones vegetales. La carpintería es igualmente de superficies curvas, y las ventanas son de vidrios de colores de formas circulares. Gaudí conservó la forma rectangular de los balcones del edificio anterior, añadiendo unas barandillas de hierro con forma de antifaz, y dando al resto de la fachada una forma ondulada en sentido ascendente. Asimismo revistió la fachada con cerámica de pedazos de cristal de varios colores. El arquitecto buscó conseguir la idea del oleaje del mar Mediterráneo o bien las sinuosas formas de la montaña de Montserrat.

Del conjunto de la fachada destaca la tribuna del piso principal, que se extiende por los laterales hasta el primer piso, alcanzando 10 metros de altura. Presenta cinco vanos cubiertos con vidrieras policromas, y sostenidos por ocho columnas de forma ósea. El friso de la tribuna está rematado con motivos escultóricos de forma vegetal, aunque en el conjunto de la forma que adquiere la tribuna algunos estudiosos creen ver la forma de un murciélago.

Otro elemento característico de la fachada es su revestimiento con vidrios y cerámica de vivos colores, que crean diversos efectos visuales según la luz que incide en ellos. Sobre estos vidrios esparció a todo lo largo de la fachada una serie de discos de cerámica realizados en arcilla con diversos colores de óxidos naturales.

Otra de las singularidades de la fachada son sus balcones, realizados con hierro fundido y pintados de carbonato de plomo para evitar su oxidación, circunstancia que les otorga un color marfileño. Están colocados sobre peanas de piedra con forma de concha marina. Hay un total de nueve balcones, además de las cuatro terrazas situadas sobre la tribuna. Su forma evoca un antifaz o una máscara teatral, aunque hay quien ve en ellos la parte superior de una calavera, excepto el balcón del desván, que tiene forma de flor o de bulbo vegetal, semejante al de un tulipán o una alcachofa. Asimismo, el perfil quebrado y enroscado de estos balcones recuerda la forma de un pergamino. Casi todos tienen el mismo tamaño, excepto el del desván y el de la parte superior izquierda, que es una barandilla doble, con tres huecos.

Culmina la fachada una bóveda formada por arcos catenarios cubiertos con dos capas de ladrillo, recubierta con cerámica vidriada en forma de escamas en tonos rojo, verde y azul, que recuerda el lomo de un dragón. En la parte izquierda hay una torre cilíndrica de forma bulbosa, semejante a una cabeza de ajo, decorada con los anagramas de Jesús, María y José, y rematada con la típica cruz gaudiniana de cuatro brazos, orientada a los puntos cardinales. Una de las interpretaciones simbólicas que se ha dado a esta fachada es la de San Jorge luchando con el dragón, cuyas víctimas se hallan en la fachada representadas por las columnas en forma de hueso y los balcones en forma de calavera. Así, la cruz de cuatro brazos sería la espada clavada en el espinazo del animal, del que brotaría la sangre, presente en la cerámica roja de esta parte de la cubierta.

El edificio presenta una fachada posterior que da al patio interior de la manzana, de igual forma ondulante y recubierta de trencadís de cerámica. El piso principal tiene un patio que sobresale del cuerpo del edificio, al que se accede por el comedor de la vivienda que fue de los señores Batlló. El resto de pisos tienen terrazas que dan a esta parte posterior del edificio, cubiertas con barandillas de reja metálica. La parte más destacada es la del desván, realizada con cerámica de vivos colores, con motivos florales y geométricos.

Interior

Para el interior del edificio, Gaudí diseñó unos accesos en la planta baja bien diferenciados, con tres portales: uno de acceso a las viviendas, otro para la tienda y otro para las cocheras, siendo el primero de hierro y vidrio y los otros dos de madera. La planta baja tiene 735 m², cuya superficie está destinada a la tienda, la cochera, dos vestíbulos, la portería, una zona de trasteros y el patio central, donde se ubica el ascensor y las escaleras de servicio.

El vestíbulo de acceso tiene forma rectangular y techos curvos, con suelo de mármol y una decoración de cerámica azul en la parte baja de la pared y de estuco en la superior.

En la parte central del edificio se ubica el patio de luces. Tiene 13 metros de largo por 4 de ancho y 26 de altura, con un total de 54 m² de superficie. Este patio se cubrió con una claraboya de cristal sostenida por una estructura de hierro con forma de doble T, que apoya en una serie de arcos catenarios, y fue igualmente revestido de azulejos, con una ingeniosa gradación de color desde el azul de la parte superior hasta el blanco de la inferior, para mejor aprovechamiento de la luz, lo que provoca la sensación de estar en una cueva submarina. Tiene un total de 32 ventanas, con un doble diseño, una parte superior para la entrada de luz y unas rendijas inferiores para la ventilación. Asimismo, tanto el piso principal como los dos primeros tienen terrazas, cubiertas con barandillas de malla metálica. Por otro lado, la escalera de vecinos está cubierta tan solo por unos vidrios esfumados que permiten una amplia iluminación de todos los rellanos.

El sistema de plantas del edificio arranca del sótano, destinado a zonas de servicios y trasteros, así como a calderas y carboneras. Presenta un conjunto de diez columnas de soporte, que junto a los muros de carga sostienen el edificio.

El resto de plantas, destinadas a viviendas, fueron diseñadas por Gaudí con el mismo esmero que la parte exterior del edificio, combinando las diversas artes industriales y decorativas (escultura, forja, vidriería, ebanistería, cerámica) para conseguir un conjunto armónico y estético, donde, como en el resto del edificio, predominan las líneas curvas.

El piso principal era el más grande, con una superficie de 400 m². El espacio más relevante era el salón principal, con un techo en forma de cielo raso de formas helicoidales en relieve, y donde destacaba el gran ventanal de la tribuna que daba al paseo de Gracia, decorado con vidrieras en forma de disco de diferentes colores. Este salón incluía un oratorio.

Otros espacios destacados del piso principal son: el recibidor, al que se accede por el vestíbulo privado de la planta baja a través de una escalera cuya forma recuerda la columna vertebral de un animal, y que algunos estudiosos interpretan como la cola del dragón de la fachada; la sala de la chimenea, comunica el recibidor con el salón principal, y presenta una chimenea situada en una concavidad con forma de seta y recubierta de losas de material refractario, con unos bancos para sentarse a su lado inspirados en la casa tradicional catalana, mientras que la pared de la sala está decorada con pan de oro; y el comedor, ubicado en la zona posterior que da al patio trasero, donde destacan igualmente unos amplios ventanales, con una doble columna inspirada en las columnas del Patio de los Leones de la Alhambra de Granada, revestidas de trencadís de diversos colores, mientras que en el techo destaca un cielorraso con forma de gotas de agua.

Otro elemento singular es el patio posterior, de 230 m², alternando el trencadís y los discos cerámicos, como en la fachada.

Destacan también las jardineras, de forma triangular y recubiertas de trencadís, un nuevo diseño gaudiniano.

En cuanto al resto de plantas, destinadas a alquiler, Gaudí se limitó únicamente a redistribuir los espacios, sin modificar su estructura.

La última planta es el desván, de 460 m², donde se situaban los lavaderos, trasteros y otras zonas comunes y de servicios. Está concebida con una estructura diferenciada del resto del edificio, con una serie de arcos catenarios realizados en ladrillo revocados con yeso, que sostiene un sistema de bóvedas parabólicas sobre el que se alza la azotea. Este sistema tiene ciertas semejanzas con el costillar de un animal, por lo que algunos interpretan sería el interior del dragón de la azotea. En la parte central del desván, la correspondiente al patio de luces, se sitúa la gran claraboya que protege el interior del edificio.

Azotea

El remate del edificio es la azotea, de 300 m², a la que se accede desde el desván mediante unas escaleras de caracol. En la azotea se encuentra un segundo desván más pequeño que el de la planta inferior, alojado en el lomo del dragón, que contiene el tanque de agua que abastece el edificio. Asimismo, en la cornisa de la cubierta se sitúa un paso de ronda, al que se accede desde la escalera situada en la torre que remata el edificio. En el conjunto de la azotea destacan un total de 27 chimeneas de formas helicoidales y rematadas por sombreretes cónicos; están revestidas de vidrio transparente en su parte central y de cerámica en la superior, y rematadas por unas bolas de cristal transparente rellenas de arena de distintos colores.

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